El aullido de Valeria rasgó el aire nocturno, y la manada entera se estremeció. No era un sonido cualquiera; era la voz del poder, el llamado de quien había nacido para dominar. Bajo la luz plateada de la luna llena, su figura se recortaba contra el cielo estrellado: esbelta pero musculosa, con el cabello negro como la obsidiana cayendo en cascada sobre sus hombros desnudos. Sus ojos, de un dorado sobrenatural, brillaban con la intensidad de quien conoce su lugar en el mundo.La Alfa de la manada Lunaoscura.Los lobos se congregaron a su alrededor, algunos en forma humana, otros en su estado animal, todos con la misma expresión de reverencia y temor. Valeria respiró profundamente, dejando que el aroma del bosque, de la tierra húmeda y de sus súbditos llenara sus pulmones. Este era su reino, su territorio, conquistado con sangre y astucia.—La frontera norte ha sido violada por tercera vez este mes —anunció, su voz firme resonando en el claro del bosque—. Los Colmillo Rojo creen que pue
Leer más