La noche avanzaba lenta, como si el tiempo mismo se arrastrara entre los árboles del bosque de cristal. Dentro de la cabaña, la chimenea aún crepitaba con vida, lanzando sombras suaves sobre las paredes de piedra rústica y vigas oscuras. El silencio, por momentos acogedor, se vio interrumpido por el primero de muchos truenos, que estalló a la distancia como un latido furioso del cielo.Leonard alzó la vista desde su libro. Estaba sentado junto al fuego, envuelto en una manta delgada, con el cabello suelto y algo húmedo por la neblina. Afuera, el viento comenzaba a aullar entre las ramas, y el murmullo de la lluvia crecía en intensidad.Otro trueno. Esta vez más cercano.El príncipe cerró el libro con un suspiro y giró hacia el lecho donde dormía Lady Violeta Lancaster.O, al menos, donde debería estar dormida.Ella se había incorporado. Sentada en el borde de la cama, con los ojos muy abiertos, la respiración agitada y las manos crispadas sobre las sábanas. Su postura era tensa, conte
Leer más