Cael Fenros apareció por el extremo del túnel, rodeado de su escolta personal. Sus ojos, normalmente serenos, ardían con una furia contenida. Caminó entre Kaelrik y Sareth sin necesidad de palabras, y se plantó frente a su abuelo con la espalda recta, como lo hacía Joldar. Aldrik levantó la cabeza, aún jadeando, los ojos llenos de veneno. —¿Tú también, cachorro? Cael no respondió de inmediato. Se limitó a observarlo, como si lo estuviera viendo por primera vez. Y luego, con voz firme, sin necesidad de elevarla, pronunció: —Por decreto del Alfa en funciones de Lobrenhart y en nombre del legítimo heredero, Darién Lobrenhart... Aldrik, miembro caído del consejo y traidor al legado de esta manada, queda oficialmente bajo arresto. Se giró hacia sus hombres. —Será encerrado en la celda sagrada. Ninguna visita. Ninguna palabra. Su juicio se celebrará en Brumavelo, y sus crímenes serán expuestos ante la Llama y el pueblo que mancilló. Los soldados avanzaron. Aldrik, pese a su ed
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