75. No olvidar, pero seguir
El primer grito no vino de una garganta humana, sino del bosque. Un rugido seco, seguido por el crujir desesperado de ramas quebrándose.Raven levantó la cabeza de inmediato. Estaba trabajando en reforzar una cerca junto a Tamir, cuando el sonido cruzó el valle como una cuchilla.-- ¿Lo escuchaste? --preguntó el joven, dejando caer el mazo.Raven ya estaba de pie. Su cuerpo se tensó, no por miedo, sino por instinto. Ese eco... no era natural. No era un simple lobo. Era más grave, más gutural. Más cercano a una criatura hambrienta que a un animal salvaje.No pasó mucho antes de que el caos llegara.Desde la parte norte de Cárselin, junto al viejo molino, surgieron primero los chillidos. Después los ladridos furiosos. Y luego, los cuerpos. Cinco, tal vez seis. Sombras peludas, grandes, veloces. No eran hombres lobo, ni criaturas sobrenaturales. Eran drelhas: depredadores de las montañas altas, parecidos a felinos con patas anchas, mandíbulas enormes y garras que podían desgarrar troncos
Leer más