464. El sabor de la traición.
Narra Jean-Pierre.Recojo el celular del suelo con la delicadeza de quien levanta un diamante caído en un charco de barro, girándolo lentamente en mi mano, sintiendo aún el tibio rastro de su calor, como si su piel se hubiera negado a soltarlo del todo. **Ella lo tocó. Ella lo usó. Ella lo robó. Y ahora vuelve a mí, no por voluntad, sino por un destino que, aunque intente negarlo, ambos sabemos que nos une.Saco un pañuelo de lino del bolsillo interior del abrigo y limpio la superficie con paciencia quirúrgica, como si con cada pasada pudiera borrar la ofensa, desterrar el eco de su traición, dejar el objeto tan puro como la intención con la que alguna vez se lo entregué. No digo nada; las palabras serían un desperdicio.Ella está frente a mí, empapada hasta el último pliegue de su ropa, con el pelo enredado como un bosque oscuro bajo la tormenta, las pestañas unidas en racimos por el agua, los labios temblando sin decidir si es por frío o por miedo. Sus zapatillas llevan barro; sus b
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