CAPITULO 71— EL SI BAJO LA LUNA El amanecer pintaba la manada con tonos dorados. Esa mañana, por primera vez, Nayara y Eliana caminaron juntas como Luna y Luna Madre, recorriendo cada rincón del territorio. La gente las esperaba con expectación, los niños corrían a su alrededor, los ancianos inclinaban la cabeza con respeto. Nayara, orgullosa, tomó la mano de su madre y la presentó ante todos. —Esta es Eliana, mi madre, nuestra Luna Madre. El murmullo emocionado llenó la plaza. Eliana, con el corazón latiéndole fuerte, dio un paso al frente. —Gracias por recibirme. Yo no vengo a reemplazar a nadie, sino a sumar. Prometo ser una maestra para sus hijos, prometerles lo que más sé hacer: enseñar y cuidar. Se agachó entre los niños, acariciando las cabezas de los más pequeños. —Cuando estuve muy enferma, lo que me dio fuerzas fue plantar. Sembraba flores, alimentos, cualquier semilla que encontraba. Y al verlas crecer, sentía que yo también podía hacerlo. Esas plantas aliment
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