La mudanza al nuevo departamento fue paulatina. Primero un par de maletas, luego algunos libros, y finalmente, algunos de sus materiales de arte. Algunas noches, Firenze sentía la necesidad de regresar a su antiguo departamento; supongo que prefería tener privacidad para completar sus trabajos artísticos. Aunque la promesa de una familia había logrado que bajara sus defensas, algo dentro de ella, la sombra de un fracaso amoroso previo, la mantenía insegura. Eso fue lo que pensé inicialmente.Una tarde, mientras me encontraba en el trabajo, recibí una llamada del conserje del edificio.—Señor Anthony, la señorita Firenze ha sufrido un desmayo. Una ambulancia la ha llevado a la clínica del sur.La noticia me alarmó, y salí rápidamente a buscarla. En el camino, me preguntaba si el desmayo sería una señal de que un embarazo ya estaba en proceso. Habíamos acordado empezar a intentarlo a finales de mes, pero, dado el carácter de nuestra vida sexual, era muy probable que ya hubiera resultado
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