Los trillizos de la luna de sangre
Alan:
No quiero paz. Quiero que el mundo arda si eso significa tenerte solo para mí.
Erik:
Cada vez que sonríes, me destruyes. Y aún así, quiero que lo hagas una y otra vez.
Sam:
No me basta con tu cuerpo. Quiero tus secretos, tus miedos, tu alma entera.
Los trillizos Alfas, Alan, Sam y Erik. Son temidos y despiadados, sin límites. Pero solo con una mujer es que pueden ser ellos mismos. Aunque no lo admiten. Alan el trillizo mayor. El que tiene la cabeza más centrada, Erik el del medio. El juguetón. Sam, el más amable y tierno de los 3. Cada uno posee una habilidad, en la manada. Su destino es estar para una sola mujer. Pero siempre han sentido un dolor por amar a Celeste, una niña huérfana de la casa de la manada. Ellos siempre la han cuidado. Pero todo da un giro. Cuando llegan sus lunas elegidas.
La historia se complica cuando los trillizos descubren que Celeste es, en realidad, la Diosa de la Luna de Sangre, dueña de los lobos sin humanidad. Su padre, el ex Alfa Angello, les prohíbe acercarse a Celeste, lo que genera una separación que los trillizos deben afrontar