No miraré atrás
Aitana Montes fue acosada por un pervertido. Por suerte pudo escapar, y llegó al hospital sola en un estado lamentable.
Cuando esperaba en el hospital, vio a su novio, Enzo Castro, abrazando a una joven delicada y tranquilizándola con ternura. Lo cuestionó a ese hombre que le había gustado tanto desde pequeña:
—Te envié un mensaje. ¿No lo viste?
—Hoy es el cumpleaños de Rocío, no puedo arruinar su día tan importante. Y… no esperaba que de verdad te hubiera encontrado con un pervertido.
Él la miró con desconfianza:
—Entonces, ¿ya estás sucia?
El corazón de Aitana se rompió en mil pedazos.
Al día siguiente, ella le presentó la carta de renuncia, pero a Enzo no le importó nada ella lo que había hecho.
—Ella es solo una lamebotas. No necesito hacer nada porque pronto regresará a mi lado —dijo él.
Sin embargo, esta vez, Aitana se fue más decidida que nunca.
***
Seis meses después, sentado en su auto, Enzo finalmente marcó el número que había repetido miles veces en la mente. Al conectarse, se puso algo nervioso y habló con la voz tensa:
—Te echo mucho de menos.
No obstante, oyó una voz masculina sarcástica desde el otro lado de la línea:
—Señor Castro, ¿por qué de repente me confiesas que me has extrañado en plena noche?
Enzo se ruborizó:
—¿Dónde está Aitana? ¡Haz que hable conmigo!
El señor Sergio Morales sonrió complacido y desafiante, mirando a la mujer bajo su cuerpo:
—A estas horas, está muy ocupada.