Esposa sustituta
— Bueno, supera el asombro y vamos. Necesito que te vistas rápido, tú y tu hermana tienen la misma contextura. — dice mi madre midiendo por encima de la ropa el vestido de novia.
— No, ella es más delgada.
— Bueno, no respires para que te entre el vestido.
Un golpe se escucha y mis padres ahogan un gemido cuando en medio de gruñidos, alguien grita: ¡¿Dónde está Marisa?!
Entonces era por eso. Se ha ido. — digo mentalmente.
Mis padres retroceden y la puerta de la habitación, se abre de un golpe con una patada que rompe la puerta, mostrando al hombre que hiperventila del enojo.
— ¡¿Dónde está?! — pregunta molesto.
— Ella…
— No necesitas preocuparte, señor Lennox, aquí esta mi hija mayor. Ella es tan buena como Marisa.
— ¿Tan poca cosa soy que me entregas a esta mujer que tanto desprecian? — pregunta Harding molesto y yo bajo mi mirada, con dolor.
— Señor… solo será por ahora. Se casará con el velo cubriendo su rostro. Ya cuando ella vuelva, podremos hacer la boda como lo desee.
— Entonces, ¿ella es la sustituta de Marisa?
— Exactamente. Ella solo será una esposa sustituta que tendrá que darle el lugar a mi hija cuando vuelva. Porque le aseguro que ella va a volver. — dice mi padre empujándolo hacia él y Harding, me toma de la barbilla con fuerza, haciendo que me queje.
— ¿Ella vale la pena? Aunque sea sustituta, ¿esta a mi altura? ¿A la altura de la señora Lennox aunque sea por un día?
— Es virgen, señor. Puede tomarla como compensación — dice mi madre desesperada y algo en mi interior, duele.