CAPÍTULO 17. Tú tienes mucho que aprender.
Sammy pegó las palmas a la pared y cerró los ojos mientras metía la cabeza debajo de la ducha fría. Le dolía todo el cuerpo y era normal, pero más allá, había pensamientos y recuerdos que le dolían.

Estaba tan concentrada en el agua que le caía encima que ni siquiera lo escuchó entrar, y ahogó un grito sobresaltado cuando lo sintió pegarse a su espalda completamente desnudo, pero cuando abrió los ojos, lo único que había frente a ella era esas dos manos enormes pegadas a la pared junto a las suyas.

—Vas a decirme lo que está pasando. Ahora —lo escuchó murmurar y su corazón se disparó.

Darío le dio la vuelta despacio y ella se pegó a la pared mientras él movía el cabezal de la ducha para que solo cayera el agua sobre su espalda.

—Nop… no pasa nada…

—Mírame a los ojos cuando te hablo.

Sammy lo miró a los ojos y pasó saliva. ¿Cómo podía estar tan tranquilo? ¡Estaba desnuda delante de él y el maldit0 solo la estaba mirando a los ojos!

—Ya sé que impresiona, princesa, pero tampoco es
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