Capítulo cuarenta y tres.

¿Mi bebé?

Antonella

Abrí mis ojos al sentir el dolor en mi hombro, era una sensación incómoda, pero tolerable.

—No se mueva, señorita, tiene el hombro herido.

Pestañeé varias veces antes de girar el rostro para ver a la enfermera… ¿Enfermera?

Los recuerdos recientes se precipitaron por mi cabeza, la persecución, el abuelo al volante, Dante protegiéndome con su cuerpo.

—¡Dante! —grité.

—Guarde la calma —pidió la mujer.

Abrí los ojos, sintiendo el miedo correr por mi cuerpo, haciendo que mi garganta se secara, llevé la mano a mi vientre plano.

—¿Mi bebé? —pregunté—. ¿Cómo está mi bebé? —urgí ante el silencio de la mujer.

—Tranquila, no se mueva tanto, su bebé está a salvo.

Escucharla fue el alivio más grande que jamás sentí, mi hijo estaba sano y a salvo…

—¿Dónde están los demás? —cuestioné con prisa.

—Su amiga, está recuperándose, sufrió una herida, pero gracias a Dios, nada de qué preocuparse —dijo haciendo una pausa.

—¿Mi abuelo y Dante? ¿Cómo están ellos? —pregunté moviéndome inquie
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