Capítulo cincuenta.

La rana era el príncipe de mis sueños

Antonella

Habían pasado cuatro semanas desde lo ocurrido en la iglesia, el día que impedí la boda de Dante y Marena.

Ese día la mujer fue aprehendida y acusada por el incendio de la floristería del abuelo, Dante se hizo cargo de todo.

También había hablado con mi padre, en principio llegué a temer que Dante no lo aceptara debido al pasado que existía entre ellos, pero no podíamos nadar contra corriente si deseábamos ser felices.

La vida nos demostró en múltiples ocasiones que el mundo es un pequeño pañuelo y entre dobleces se van tejiendo nuestros caminos. Un año atrás jamás hubiese imaginado que hoy tendría a un príncipe como esposo, un padre que me ama con locura y un hermano que empezaba a conocer.

Federico no era malo, lo comprendí el día que me dejó saber sobre la boda de Dante, si él no hubiese acudido a la casa de nuestro padre, jamás habría tenido una sola oportunidad de llegar a él.

Traté de comprender su proceder en Amalfi, no podía culp
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