Mientras manejaba de regreso a Libertaria, pensaba en los documentos dentro de mi bolso. No dejaba de darle vueltas buscando cómo las cosas estaban relacionadas.
Todo indicaba que el programa de becas era una fachada, pero ¿de qué? La oficina del alcalde aportaba un programa en el que la Fundación invertía una cantidad de dinero menor al que declaraba públicamente. ¿Qué pasaba con el resto del dinero? ¿A dónde iba? Y lo más importante ¿De dónde provenía?
Donativos particulares había dicho la vocera Alcalá. Era necesario saber quiénes eran esos particulares. Olía a lavado de dinero.
Me mordí el labio inferior y tomé la autopista para dirigirme a la revista. ¿Debía contarle mis suposiciones a Julián? ¿Las que involucraban a Gonzalo Gil, el padre de la mujer a la que un día amó? ¿Qué tan fuerte era el nexo que quedaba entre ellos? ¿Cómo estaba involucrado el presidente del diario La Voz en todo el asunto? ¿Usaba el periódico para desviar la atención de lo que ocurría en la alcaldía?