La Fundación Horizontes funcionaba en un discreto edificio al este de la ciudad. Estacioné el auto y bajé de él. En la entrada me registré y el muchacho de la recepción me informó que la oficina de la señora Jimena Alcalá, vocera de la Junta directiva de la Fundación, se encontraba en el piso tres.
El edificio era uno cualquiera lleno de oficinas, donde además de la Fundación Horizontes funcionaban bufetes de abogados, varios consultorios médicos y oficinas contables.
Las cosas cada vez me parecían más raras.
La oficina tres cero cuatro se encontraba a la derecha de los ascensores. Toqué el timbre y la puerta se abrió.
—Buenos días. —Me presenté con la secretaria sentada detrás de un escritorio de madera—. Tengo una cita con la señora Jimena Alcalá.
—¿Camila Rivas? —preguntó con una sonrisa. Yo asentí—. La señora Alcalá la espera.
Disimuladamente, mientras caminaba a la oficina de la mujer, activé la grabadora en mi celular.
—Señora Rivas. —Una mujer bastante alta y de porte masculino