Camila
El domingo fue tranquilo tras la tormenta emocional del viernes por la noche y la tensión del paseo con Emilio. El domingo Isa pasó casi todo el día jugando en su habitación con todos los juguetes que le había comprado Julián mientras él y yo tuvimos un día reposado.
Él no volvió a tocar lo de su propuesta de matrimonio, supuse que me daba espacio para pensar y yo agradecí que lo hiciera y no me presionara. Él era un buen hombre y me lo había demostrado de varias formas, pero la herida que Emilio había dejado en mi corazón todavía no cicatrizaba y me aterraba repetir otro fracaso.
Además, estaba Verónica, una sombra del pasado cerniéndose sobre nosotros. Por mucho que Julián dijera que ya no la amaba y que me había escogido a mí, Verónica no permitiría que él la olvidara. Me había dicho justo el jueves que no pensaba interferir en mi relación con Julián, que no había venido a recuperarlo, pero lo besaba en su fiesta de bienvenida. Para mí, estaban muy claras sus intenciones.
Me