Capítulo 29: De regreso

Julián estuvo a mi lado cuando fuimos a poner la denuncia formalmente a la estación de policía. Su abogado, amable y muy profesional, se encargó de los trámites engorrosos. Aunque no pudo evitarme el mal trago de recordar el horrible momento cuando tuve que declarar.

Afortunadamente, Julián llegó a tiempo y ese hombre no me hizo todo lo que pretendía.

A pesar de las dulces caricias y los besos de la noche anterior, los recuerdos continuaban asediándome

—¿Qué te parece, Camila? —La voz de Julián me sacó de mi ensimismamiento.

Él conducía por la autopista de regreso luego de formalizar la denuncia

—Perdón, ¿qué decías? —dejé de contemplar el paisaje y giré hacia él.

Me forcé a sonreír, pero mis labios temblaron en una mueca. Julián suspiró, quizá decepcionado de que no le prestara atención y continuara sumergida en la tristeza.

—No tengo hambre, pero si tú quieres, podemos ir.

Él negó.

—Pediremos algo en casa.

—Creí que irías a la revista —dije asombrada.

—Libertaria, puede esperar. T
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