Capítulo 83. ¡Ebrio y herido!

Soraya se acercó a su hijo con paso lento y preocupado. Aunque aroma a alcohol inundó sus fosas nasales, se enfocó en observar los moretones que él tenía en los pómulos. Con gesto delicado, tocó su mejilla, sintiendo la textura áspera de la piel magullada, pero él apartó su mano con cansancio.

—Hijo, déjame curarte —susurró Soraya con angustia, viendo el labio inferior entreabierto y la ceja partida de Sebastián. Sin embargo, él no la escuchaba, alejándose en silencio hacia su habitación.

—No te preocupes, mamá. Solo necesito descansar —murmuró él con voz ronca, afectada por la ebriedad.

—Prometo que no me tardaré —insistió siguiéndolo, pero él se encerró en su habitación.

Soraya se estaba preocupando por su silencio, y su gesto taciturno. A pesar de su deseo de ayudarlo, de entenderlo, Sebastián permanecía distante, sumido en su propio mundo.

—Debo prepararle un caldo de pollo y verduras, le hará bien —murmuró para sí misma, mientras regresaba al salón, encontrando que el a
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