Capítulo 82. Error que no se volverá a repetir.
Sebastián no dejaba de visitar a Lizbeth a pesar de que no entraba a la habitación. Estaba resentido con ella. Le llevaba flores y regalos, pero utilizaba a Milena como mensajera, esperanzado de que al darle espacio, Lizbeth se arrepintiera de finalizar su matrimonio.
Ahora, tiempo más tarde, Milena le decía desde la puerta semiabierta:
—Ella no quiere recibir a nadie —impidiendo a Sebastián pasar a la casa de su prima.
—Desde que salió del hospital hace una semana, le he dado espacio. Creo que fue suficiente. Necesito verla — declaró irritado mientras empujaba con rudeza la puerta para entrar. Cuando estuvo dentro, Milena no tuvo más opción que cerrar la puerta a su espalda.
—Con esta actitud solo la perderás —le advirtió Milena, pero Sebastián hizo caso omiso y seguía mirando a todos lados.
—No puedes entrar a una casa ajena de este modo. Es de muy mala educación.
—Me llevarás a la habitación en la que está mi esposa, o abriré cada puerta hasta encontrarla. Créeme, me importa un