—Menos mal que no pierdo el tiempo con tonterías, porque dedicarme a mi joven amo ya me consume bastante; no puedo ocuparme de nadie más.
Fernando guardó silencio unos segundos.
Por su lado, Thiago soltó un suspiro interno: «Bien merecido lo tiene… Esto pasa por hablar de más.»
Al final, Thiago se vio obligado a romper el incómodo ambiente:
—Señor, no olvidemos que vino a felicitar al señor De Jesús. Hablé con la secretaria y él nos espera en la sala de reuniones.
Le lanzó una mirada significativa a Fernando, implorándole que se contuviera.
Fernando miró a Daisy un instante y, sin añadir nada, dio media vuelta y se marchó.
Observando cómo Fernando se alejaba, Daisy frunció el ceño.
—¿Terminó con Frigg y ni siquiera muestra un ápice de tristeza? —murmuró.
» Se supone que la amaba tanto que, al descubrir la farsa, debería estar destrozado, bebiendo para olvidar. Pero no, anda como si nada y, para colmo, aparece por aquí a cada rato…
» Y cuando me ve, se me acerca, cuando antes prefería h