El invierno se establece con firmeza sobre Londres, cubriendo los jardines de la Fundación Aurora con una escarcha plateada que brilla bajo el sol pálido de diciembre. Dentro, el calor es más que físico; es el calor acumulado de una década de vida compartida. Lion y Olivia han encontrado, al fin, un equilibrio en su nueva cotidianidad. Los llamados de sus hijos ya no son de auxilio, sino de intercambio: Eliana envía grabaciones de cantos tradicionales que ha recopilado en un pueblo de Cornualles; Alejandro comparte el plano de un filtro de agua de bajo costo que podría revolucionar el acceso en tres comunidades africanas con las que la Red ha establecido contacto. Son conversaciones de colegas, de adultos que respetan sus opiniones pero que ya no necesitan su permiso.
Es en esta calma invernal cuando el pasado, una vez más, se presenta. Pero no como una amenaza, ni como una sombra. Esta vez, se presenta como una oportunidad de cierre definitivo. Lion recibe una llamada formal del bufe