“Hoy es el día en que nos casamos. ¿Por qué tendría que trabajar?”, sus palabras se grabaron en mi cabeza, causando que me sonrojara rápidamente, poniéndome totalmente nerviosa.
—Entonces, Lion… ¿Te gustaría ir a mi academia? Hay algo que quisiera mostrarte. —Pregunté esbozando una sonrisa.
—Sí, está bien. —Respondió sin rodeos.
Inmediatamente me incliné hacia adelante y le indiqué a Andrés la dirección de la academia, aún no me la sabía muy bien, pero me apañé para explicársela, aunque él, sin haber ido en ningún momento, pareció no preocuparse por mis indicaciones, solo viró el auto y se puso en camino.
—Me alegra que llegaras. Disculpa el desorden. —Farfullé nerviosa mientras abría la puerta.
—Descuida, está bien. Veo que tienes buen ojo para los bienes raíces. —Respondió Lion en tono serio.
—Lamento que tuvieras que cancelar todo el trabajo de hoy por venir aquí. —Me disculpé avergonzada.
—Tranquila, no tienes que sentirte culpable, no trabajaré el día de nuestra boda y ahora que