Capítulo 224
Hasta ese momento, aunque Álvaro creyera que Gabriela esperaba el hijo de otro, siendo el hombre despiadado que era, matar un embrión le resultaría facilísimo. Y, sin embargo, no lo había hecho. Ni siquiera antes de su secuestro.

Es más, en algún momento había dado a entender que la dejaría marcharse.

Cualquier persona con dos dedos de frente veía que Álvaro no quería lastimar a Gabriela.

Pero Cristóbal, siempre tan lúcido, parecía incapaz de entender esto.

En su actitud había algo más, una aversión extraña hacia Álvaro.

Al escuchar la pregunta de Rosalina, Cristóbal se quedó callado un segundo, aturdido.

—Sis, estás imaginando cosas. Solo me preocupa Gabriela —respondió, frunciendo el ceño y evitando la mirada de Rosalina.

Rosalina había visto crecer a Cristóbal. Conocía hasta sus más sutiles gestos.

Enseguida supo que estaba mintiendo.

Pero lo que realmente la inquietaba era otra idea que se había colado en su mente:

Tal vez el resentimiento de Cristóbal no tenía nada que ver con Gab
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