No todos estaban de acuerdo, por supuesto, pero ninguno se atrevía a protestar. En la camioneta reinó un silencio incómodo, como si el aire se hubiera congelado, y así permanecieron hasta llegar al lugar donde se celebraría la fiesta.
Algunos paparazzi, cámaras de video y fans se habían enterado de la dirección y esperaban a la entrada. En cuanto se abrió la puerta de la van, los integrantes del grupo, que momentos antes parecían en un funeral, cambiaron sus rostros al instante y se pusieron la mejor sonrisa. Se bajaron uno por uno, saludaron a la gente a su paso y entraron de prisa al local.
Hans salió el último, vestido con el mismo estilo de siempre: gorra, cubrebocas y audífonos. Ocultó su rostro casi por completo y caminó con pasos largos y rápidos, sin detenerse para nada, hasta desaparecer del campo de visión de todos.
En el mundo del espectáculo, donde abunda la fama y el dinero, cualquier desacuerdo puede "resolverse" mientras sigan existiendo beneficios para ambas partes.
Mie