CAPÍTULO — Cuando el alma cae (Parte II)
—La noche que Samuel no parpadeó—
El médico apareció en la entrada de emergencias con ese andar firme y a la vez cansado de quienes pasan más tiempo conteniendo que durmiendo, y aunque no había dicho aún una palabra, la manera en que acomodó los lentes sobre el puente de la nariz anunció, mejor que cualquier discurso, que aquello requería una explicación delicada. Samuel avanzó un paso, casi por impulso, como si su cuerpo hubiera decidido que no toleraría recibir noticias desde lejos, mientras Clara aferraba el brazo de Ernesto para darle estabilidad, aunque en realidad era ella la que la necesitaba.
—Señores —comenzó el médico con una voz calma pero no distante—, Victoria ya está siendo evaluada. Llegó inconsciente pero con signos vitales estables, lo que es un buen indicio dentro de la gravedad del cuadro emocional que ha atravesado.
Samuel cerró los ojos apenas, como si hubiera estado conteniendo el aire desde que subieron a la ambulancia, y