C16: Tú nunca me vas a dejar.
Annika comprendió, con un nudo en la garganta y el corazón latiéndole con violencia, que ya no tenía escapatoria. Cada palabra que salía de la boca de Leonhard era más dura que la anterior, y su rostro le hacía entender que si seguía callando, la situación podría volverse aún peor.
La razón parecía haberse disuelto en él, sustituida por una furia ciega que no daba espacio a la compasión ni a la comprensión. Por tanto, sin levantar la vista, con los ojos incrustados en el suelo, Annika alzó lentamente un brazo y señaló hacia la pared justo donde el túnel quedaba oculto. No se atrevió a mirarlo, no quiso ver la rabia en sus ojos.
Leonhard la observó en silencio durante un instante que pareció interminable, luego la tomó repentinamente de la nuca con una mano áspera. La presión de sus dedos le arrancó un quejido, y antes de que pudiera reaccionar, la arrastró consigo por el invernadero.
Annika tropezaba mientras intentaba mantener el equilibrio. Cuando llegaron al lugar, el túnel estaba