Capítulo 66. La ley de Murphy y el amor
Andrés tenía una bolsa de comida para llevar en la mano y una expresión que no encajaba con la hora ni con el desastre emocional que lo recibió en la casa de Verónica.
— ¿Andrés? —expresó Verónica sin ganas de hablar con él justo ahora. Aunque sabía que tenía que hacerlo en algún momento.
Andrés levantó las manos para mostrar la bolsa que traía.
—Traje empanadas.
— ¿Qué? —Expresó Verónica anonadada—. A ti no te gustan las empanadas.
—Claro que me gustan. Por Dios Verónica, me crié en Venezuela, lo que te he dicho es que no es un alimento sano.
Ella frunció el ceño.
—Es lo mismo.
—No, no lo es…
Verónica cruzó los brazos.
—Déjame ver si entiendo tu metáfora. Lo que me quieres decir es que yo te gusto, pero no te hago bien. ¿Cierto?
—No… Sí me haces bien. Por eso estoy aquí… —Andrés bajó la mirada a sus pies—. Verónica, no eres adecuada para mí, eso es cierto… Tienes cero tolerancia, no tienes un gramo de diplomacia en tu cuerpo. Eres 100% sincera, au