Capítulo 64. Las etapas de una ilusión catastrófica
Mauricio llevó a Verónica a la sala contigua que era la sala de negociaciones, lejos del brindis, pero no del eco de la celebración. De hecho, Catalina los había visto irse sin soltar la copa.
Verónica entró y aunque había una gran mesa llena de sillas, ella se quedó de pie. Él cerró la puerta con cuidado, como si eso pudiera contener lo inevitable.
— ¿Qué pasó? —preguntó él, con tono neutro.
—Pasó que firmaste un acuerdo que silencia a Marian. Que traiciona al resto de las mujeres que confiaron en ti.
Mauricio frunció el ceño y pasó las manos por el cabello.
—Hoy iría a tu casa, te invitaría a cenar y te explicaría.
—Ya estoy aquí, y la verdad, no hay mucho que explicar. ¿Demandarás a Harry Collins o hiciste un acuerdo con él?
Mauricio se quedó callado un instante que lo dejó en evidencia.
—No lo puedo creer —masculló Verónica y se sentó en una de las sillas y Mauricio se sentó frente a ella.
—Verónica, yo ayudé a Marian. Ella tiene compensación, protección