Capítulo 46. El silencio de los justos
Cuando Verónica regresó a la casa, la pastelería estaba full como de costumbre, su padre ayudaba a Milagros y su madre estaba dedicándose a la limpieza profunda que acostumbraba hacer cuando no estaba Daniel, la casa olía a cloro y la música vieja sonaba a todo volumen.
Eso le dio tiempo para estirarse un rato y darse un baño reparador antes de ir a la pastelería.
Quería llamar a Mauricio, decirle que por favor se quedara con Daniel los próximos dos días que Andrés iba a estar hospitalizado, iniciaban las vacaciones y aunque Daniel pasaba más tiempo con Mauricio, aun no habían hecho itinerario.
Decidió ir más tarde a su casa, ver a Daniel y explicarle que Andrés estaba enfermo.
Mientras aclaraba el cabello apretó los ojos tratando de borrar los recuerdos acontecidos con Andrés, sospechaba que había quedado traumatizada.
Era imposible cerrar los ojos y no verlo gritar lleno de dolor, haberle hecho daño la llenaba de remordimiento. Más porque no sabía hasta qué punto esta