¡Me rechazaron! Yo conseguí el mejor
¡Me rechazaron! Yo conseguí el mejor
Por: Liora
Capítulo 1
—Como la única hija del Rey Alfa del Norte, debo elegir al más fuerte: el líder de la manada Sangre y Fuego —dije con voz tranquila pero firme.

—Te entiendo, pero dime, ¿acaso ninguno de los tres Alfas del Pacto despierta tu interés? —me preguntó mi padre, con expresión grave.

Mi padre había amado profundamente a mi madre, quien había muerto tras un ataque enemigo cuando yo nací, y jamás había aceptado tomar otra compañera. Sin embargo, tampoco podía confiar el Norte a una hija Omega, cuyo espíritu lobuno nunca había despertado.

Por esto, siguiendo el consejo de su mano de derecha, había seleccionado a tres cachorros Alfa de sangre pura —huérfanos de otra manada— como mis compañeros Alfas del Pacto. Incluso, había decretado que quien me marcara gobernaría junto a mí.

Me amaba mucho, pero no creía que una simple Omega pudiera sostener el poder Alfa. Ambas cosas se contradecían.

—Basta con un elixir para apaciguar a su lobo cuando dormimos juntos, y así concebir a nuestro heredero —expliqué—. Es un Alfa excepcional, joven y rico, y su alianza fortalecerá la manada más que esos tres.

Tras un breve silencio, mi padre asintió con lentitud.

—Si ninguno ha conquistado tu corazón, no tienen lugar aquí.

Sabía que si mencionaba el rechazo de Quinto, él lo obligaría a arrodillarse. ¿Cómo osaba un hombre-lobo adoptado negarse a la princesa del Norte? Pero no quería usar la deuda de crianza para forzarlo, ni ataría a quien ya había entregado su corazón a otra.

Sus palabras a Silvia durante el Festival de la Diosa de la Luna habían congelado el mío.

La razón de la alianza de apareamiento era lo último decente que podía darle.

Al salir de la sala, la mirada gélida de mi padre rozó a Quinto.

Él inclinó la cabeza con falsa sumisión. Hasta que, cuando mi padre se alejó, me encaró:

—¿Qué le dijiste al Rey Alfa?

Sus ojos estaban repletos de frialdad y rechazo, como si yo acabara de cometer un error imperdonable.

Antes de que respondiera, Masón soltó una risa burlona.

—¿Otra vez con tus trucos? Seguro es porque no la consentimos como una princesa mimada.

—Evelina, eres solo una Omega —añadió Caín con voz venenosa—. ¿De verdad crees que el dinero y las órdenes harán que los hombres-lobo del Norte se arrodillen ante tu trono?

Los tres formaban un muro de odio, escupiendo veneno con cada palabra.

—Si nunca pensaron en el contrato de pareja conmigo ¿por qué no se lo dijeron claramente a mi padre?
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