El ambiente en la sala era sumamente tenso cuando mi padre llegó después de atender sus deberes. Al escuchar los murmullos, anunció con una sonrisa:
—Así es, mi hija es la princesa del Norte. Por eso solo el hombre más fuerte merece estar a su lado. En cuanto a esos tres muchachos criados en el palacio, solo los adopté por lástima. ¡Nunca existió ningún Alfa del Pacto!
Aunque los invitados asintieron, sus miradas seguían llenas de dudas, y, algunos líderes de las grandes manadas no pudieron evitar susurrar:
—Héctor es poderoso, pero su lobo es demasiado salvaje. Ni él mismo puede controlarlo. Sus anteriores compañeras murieron de maneras misteriosas. Nadie se atreve a acercársele.
—Es guapo y fuerte, pero su lobo es como una bestia, e incluso la propia gente de su manada le tiene miedo.
—Si tu hija se casa con él, el reino estará en peligro.
Héctor era fuerte. Pero su aura aterradora ahuyentaba a cualquiera. Las muertes de sus antiguas compañeras habían manchado su nombre.
Y ju