Sostuvo su cabello suave entre sus dedos. Ella se veía tan hermosa a la luz de la luna.

Quería…

Bueno, primero tenía que aclararle una cosa.

Se puso de cuclillas y atrapó sus labios en un beso. Recorrió su espalda con tacto suave.

—No fue nuestra intención desobedecer —explicó ella al separarse unos centímetros, consciente de que la mano de Noah bajaba por sus caderas.

—No se trata de obedecerme ciegamente. No es eso —volvió a atrapar sus labios, y luego de un rato se separó de ella para seguir—. En las caravanas de los guerreros de Lucian siempre hay más de quince guerreros. Que no entraran todos no quiere decir que no vinieran.

Leah acunó su rostro. La ligera barba de tres días le picó un poco las manos.

—Las cosas salieron bien.

—¿Y si no? ¿Y si te llevaban de mi lado? —cerró la boca arrepentido. Eso sonaba tan cursi que rozaba lo ridículo.

Leah bajó una de sus manos al pecho de Noah y sintió el golpeteo de su corazón.

—Eso no pasó —suspiró al percatarse de cómo