Noah llegó antes de que la tensión escalara más. El polvo del camino aún se pegaba a sus botas. La luna brillaba en el cielo. Localizó a la multitud que había formado un corro alrededor del anciano Nya. De sus manos colgaba el bastón, inútil, y junto a él Michelle yacía en el suelo con el cabello revuelto y húmedo.
Rutt se plantó frente al viejo con el pecho hinchado, seguro de que su sola presencia pudiera detener la furia. Sus labios se curvaron en una mueca desafiante cuando Nya alzó la voz con orgullo.
—Qué bueno que el alfa ha venido —Nya alzó el mentón—. Esta loba ha sido hallada en conducta inmoral. Provocaba a los nuestros. ¿Así quieren que viva una manada? ¿Con prostitutas sueltas?
El rumor se expandió. Unos murmullos de desaprobación. Otros, de inquietud. Noah cruzó el corro en tres pasos. Su silueta se detuvo frente a Nya. La diferencia de altura y fuerza quedó clara al instante.
—Esta clase de asuntos no se soluciona así —Noah sintió la tensión en sus hombros al mirar d