108 Él es un violad...
—S-su majestad… —las palabras de Lucian salieron despacio, mordidas, casi afónicas. Podía desbordarse de furia en su interior, desgarrar con los dientes el suelo bajo sus pies en su cabeza, pero si se exaltaba, si su rabia se filtraba por sus poros, moriría con un simple chasquido del Rey. Por eso se tragó el odio—. Le suplico que reconsidere. Usted mismo lo ha dicho: he sido útil para su imperio.
El Rey Licántropo parpadeó una sola vez. Y bastó.
Su mirada se tornó opaca, dura. Como un cadáver con pupilas. La máscara se desmoronó por un instante, mostró su verdad: le disgustaba ser contrariado.
—¿Eso será suficiente para no acatar una orden real? —el monarca esbozó una sonrisa minúscula, casi imperceptible. Su voz tranquila ocultaba la certeza de su propia superioridad—. ¿De verdad eres capaz de contrariarme? ¿De tomar en poco las palabras de tu Rey?
Lucian se arrodilló. No por respeto, sino por sentirse acorralado. El aire se volvió insoportable.
—He masacrado tres alfas a s