En todos los territorios, desde los más grandes hasta aquellos marginados, se conocía ya la falta imperdonable que había cometido el hijo de Nohan.
—El crimen es tan atroz… ha tomado a la mujer de su propio hermano y la ha forzado —decían unos.
—Eso solo significa una cosa. Le ha declarado la guerra a Lucian —murmuraban otros, con el fin de alimentar el morbo.
—Dicen que la hizo parir… y que de esa unión aberrante nació un cachorro deforme. Con ojos como los de los demonios y lengua partida. —Los más siniestros le ponían de más, como siempre.
Así nacen los rumores. Así se vuelven verdad. No por su exactitud, sino porque se repiten tanto que terminan por ser aceptados. De boca en boca, de lobo en lobo. Palabras mezcladas con miedo, con ignorancia… con veneno.
Bastaron pocos días para que Rutt y Cassian los escucharan. Lobos viajeros que pasaban por sus tierras señalaban con asco el territorio, como si estuviese maldito. Como si todo lo que crecía ahí hubiese sido tocado por la per