Además del escándalo entre Ania y Carlos, cualquier desliz de Marc podría exponerlo a que rivales aprovechen la situación.
Blanca le dijo varias cosas, y él probablemente solo pudo soportarlas en silencio.
Sin embargo, no mostró ni un atisbo de molestia. Solo parecía confuso entre el enfado y la indiferencia, y con voz tranquila dijo: —Voy a demostrar si soy adecuado o no.
—¡Abuela!
Estrella, satisfecha, exclamó: —¿Aún no estás contenta con esto?
—Para ti, es suficiente. No tienes que demostrar nada.
Blanca, manteniendo una postura formal, añadió: —Mientras tú y tu madre estén contentas.
La primera frase era de rechazo, pero en el siguiente instante, sin más discusión, estaba de acuerdo.
Estrella no entendía: —¿Qué significa eso...?
—Si fuera para ser el esposo de Irene, sin duda no sería suficiente.
Blanca la miró de frente: —Para ti, es más que adecuado.
Su tono era calmado, sin un atisbo de desdén.
Era como una bofetada monumental, una humillación directa.
—¡Siempre piensas que no e