—Abuela, no diga eso. Pasé tiempo con Óscar y puedo asegurar que es una persona bondadosa. Aquella vez, seguro lo engañaron.
Lo que ellas no sabían era que Óscar había regresado en silencio y estaba justo en la puerta de la cocina.
Escuchó cada palabra.
Mientras tanto, en la Ciudad de Porcelana, todo estaba patas arriba.
José permanecía en la vieja casa, esperando a que Paula despertara. Luna le había dado un poco de agua y algo de comida.
Sin hacerle preguntas, él solo dijo: —Descansa bien.
Después salió de la habitación. Paula no intentó detenerlo.
José bajó las escaleras, tomó su abrigo y estaba a punto de salir cuando Marlene lo llamó en voz baja: —¿Seguimos con la boda?
Ya habían encargado el vestido de novia, escrito las invitaciones y estaban listas para ser enviadas.
Pero entonces Paula había tenido complicaciones.
José solo respondió: —No se hará.
Acto seguido, se marchó apresuradamente.
De vuelta en el edificio de Olaia, preguntó a Camilo por ella.
—La señorita Olaia regresó