C70: No me hagas perder el tiempo en tonterías.
Vidal no dijo nada al principio. Se limitó a pasar una mano por el cabello, cerrando los ojos por un segundo, como quien se prepara para una conversación que ya intuye desagradable. Ver a Alaska allí lo irritaba, su sola presencia era un recordatorio de los errores que prefería enterrar, de todo aquello que había contribuido a destruir lo poco que quedaba entre él y Ámbar. Y ahora, justo cuando su mente no podía pensar en otra cosa más que en ella, Alaska regresaba para complicarle aún más el equilibrio precario en el que intentaba mantenerse.
Vidal avanzó hacia la puerta, sintiendo el cansancio acumulado en cada movimiento. Al llegar al pórtico, su mirada se cruzó fugazmente con la figura de Alaska, erguida frente a la entrada como si el tiempo no hubiera transcurrido desde la última vez que la vio.
El brillo de los rayos solares del mediodía caía sobre ella, delineando su silueta y resaltando ese parecido que tanto lo perturbaba: el mismo rostro, la misma mirada, los mismos rasgos q