Cuando Raymond mencionó su accidente, hacía referencia al trágico y siniestro automovilístico ocurrido dos años atrás. Aquella noche conducía su coche y avanzaba por la avenida tras cruzar una luz verde. Sin embargo, de manera repentina e inesperada, otro vehículo irrumpió a gran velocidad desde la dirección lateral. El conductor, desafiando las normas de tránsito, había atravesado una luz roja y se estrelló de lleno contra Raymond. El impacto fue brutal, lo suficientemente devastador como para dejarlo al borde de la muerte y sumirlo en un coma prolongado.

Para las autoridades, no había dudas: se trataba de un accidente vial más, una tragedia como tantas otras, con un culpable fallecido y un sobreviviente en estado crítico. El caso se cerró con rapidez, archivado en los registros policiales sin mayores cuestionamientos. Sin embargo, Elías jamás estuvo convencido de aquella versión tan simple. Había detalles que no encajaban, cabos sueltos que olían a algo más oscuro.

Las sospechas de E