C15: No tengo nada que esperar.
Alaska soltó una pequeña risa nerviosa, encogiéndose de hombros, como si la respuesta fuera evidente.
—¿Cómo que qué hago aquí? Esta sigue siendo la casa de nuestros padres. Ahora está a tu nombre, pero eso no cambia nada. No puedo seguir viviendo en la casa de Vidal. Me quedaba allí porque pensé que ustedes se reconciliarían, pero ya no tiene sentido. Vidal me dijo que el divorcio es definitivo y... que te volviste a casar.
—Así que Vidal te contó todo eso...
—Sí, él me lo dijo. Pero no entiendo por qué tuve que enterarme por él y no por ti. Siempre lo hemos compartido todo… ¿por qué ahora no? ¿Ya no confías en mí?
Por dentro, Ámbar respondía que no, que no confiaba en ella, que jamás volvería a hacerlo después de descubrir que había sido la amante de su exesposo. Pero por fuera, su rostro se mantenía sereno.
—Yo simplemente… no quería abrumarte con mis problemas.
—¿Abrumarme cómo? Eso es imposible, Ámbar. Te lo he dicho muchas veces, siempre podrás confiar en mí.
Sin darle tiempo a