Durante el primer año de universidad, Ámbar y Vidal se conocieron como compañeros de clase. Se hicieron amigo y poco después esa amistad se transformó en un noviazgo.

Al año siguiente, cuando iniciaban su segundo ciclo universitario, Ámbar y Vidal se casaron. Muchos lo vieron como un impulso, pero ellos creyeron que el amor bastaba para sostener cualquier proyecto de vida. Ámbar se mudó con él, y durante dos años vivieron con el padre de Vidal, compartiendo ilusiones y una felicidad que parecía indestructible.

Pero esa paz se quebró de manera abrupta. Al cumplirse su segundo aniversario, los padres de Ámbar y Alaska murieron durante un viaje. Para no dejar sola a su hermana, Ámbar la invitó a vivir con ella y con Vidal, y así compartieron el hogar durante los siguientes cinco años.

La familia de Ámbar y Alaska había tenido una buena posición económica. Tras la muerte de sus padres, ambas recibieron una herencia en partes iguales, aunque la casa familiar quedó a nombre de Ámbar, siguie