Beso.
¿Estaba en shock? ¿Alucinando? ¿Era un sueño? Todas las anteriores, porque era inverosímil que el hombre estuviera riendo, ¿verdad? Solo era una ilusión, sí, seguramente era solo…
—Le encantarás a mi madre.
Oh, por amor a Dios… No era una ilusión, tampoco un sueño. Era real, tan real que su mente quedó en blanco, sin saber cómo procesar estar oyendo la risa genuina del hombre.
—Por cierto, no se corrió el delineador. —Pestañeó incrédula, mirando con la boca entreabierta al guapo hombre que mantenía una sonrisa en los labios—. Tu maquillaje sigue donde debe estar. No hay nada fuera de lugar en tu rostro, Lucía.
—Tú… ¿Qué…? —A su lado, el hombre exhaló un suspiro y se encogió de hombros—. Acabas de reír, ¿cierto?
—Pareces demasiado sorprendida. —Y lo estaba, en serio—. Es mejor que nos pongamos en marcha. El horario de visita pronto comenzará.
Aún estupefacta, aceptó la mano del hombre y se pusieron de pie. No sabía qué decir, tampoco cómo sentirse. Sin embargo, de algo estaba segura, e