Risa genuina.
Estaba preparada para otra “burla”, pero no para algo similar a un cumplido y no sabía cómo sentirse al respecto. Bueno, si el calor que trepó por sus mejillas era un indicio de alguna cosa… De cualquier manera, no quiso profundizar en las palabras del hombre. Además, realmente le dolían los pies porque no estaba acostumbrada a usar tacones; prefería los zapatos bajos y las zapatillas. Y no, no era como si hubiera elegido las botas solo por…
—Quítate las botas. —Frenó sus pensamientos de golpe y alzó la mirada—. ¿Tengo que repetirlo?
—¿Disculpa? —Para horror y más sorpresas, el hombre se colocó de cuclillas delante de ella, agarró su pie derecho y comenzó a abrir la cremallera de la bota, como si quisiera quitársela. Por mero acto de reflejo, Lucía intentó retirar su pie y solo provocó que las manos ajenas se envolvieran más alrededor de su pantorrilla—. No, no. ¿Qué crees que estás haciendo? —preguntó, con los nervios y la vergüenza a flor de piel—. Dios, detente, Logan. Las personas