Te perdono.
SOPHIE
No recé.
No porque no creyera en las oraciones, sino porque no sabía qué pedir. ¿Que viviera? ¿Llegar a tiempo? ¿Que no doliera tanto? Todo parecía inútil.
El viaje en coche fue borroso. Las lágrimas que pensé haber agotado en casa, apenas habían rozado la superficie, ahora se aferraban a mi garganta como palabras no dichas, amenazando con surgir nuevamente.
Elaine estaba sentada a mi lado en el asiento trasero del taxi, sus manos fuertemente entrelazadas con las mías. Me lanzaba miradas de reojo, pero no decía nada. Yo agradecía ese silencio y la seguridad que me transmitía con su mano, agradecía no estar sola.
Miraba por la ventana, viendo pasar las luces de la ciudad como segundos que no podía recuperar. Cada semáforo en rojo parecía una traición, cada giro, demasiado lento. El tiempo no avanzaba con nosotras, sino que iba en nuestra contra.
Para cuando llegamos al hospital, mis manos temblaban. No recuerdo haber entrado caminando, solo recuerdo correr.
Correr co