Ethan
El peso de la verdad se sentía más pesado que nunca. No había lugar para la negación, no después de todo lo que había visto en los espejos, de las voces que me susurraban al borde de cada reflejo. No podía confiar en todo ni en todos, pero la sensación de que algo grande se movía a mi alrededor era inevitable, como si cada latido de mi corazón resonara en las paredes, avisando que se acercaba un momento que cambiaría todo.
El mensaje llegó de madrugada. Un número desconocido, una sola frase: “Están más cerca de lo que crees. Cuida a León. Encuentra a Ana.”
Me quedé mirando la pantalla mientras el brillo iluminaba mi rostro en la oscuridad. Un escalofrío recorrió mi columna, dejando una sensación de quemazón helada en mi pecho.
Me giré hacia León, que estaba sentado al borde de la cama, con la cabeza baja y el cabello cubriendo parcialmente sus ojos. Cuando levantó la vista, vi el miedo mezclado con determinación en su mirada, esa tormenta interna que siempre parecía acompañarlo.