Ecos del pasado
La habitación estaba en penumbras, solo iluminada por la tenue luz de una lámpara antigua que parecía resistirse a morir, como si guardara secretos demasiado valiosos para apagarse. Me senté frente al escritorio polvoriento, donde extendí todos los papeles que había encontrado en el desván de la casa de mi madre. La luz oscilaba, y con cada sombra que se proyectaba, sentía que algo invisible me observaba.
Los documentos eran viejos, escritos en letra cursiva y desvaída, pero podía distinguir nombres, fechas y un patrón que comenzaba a tomar forma. La familia Blackthorne no era solo una estirpe común: estaba ligada a una historia oscura, envuelta en misterios y tragedias que se repetían, generación tras generación.
Mis dedos temblaban mientras deslizaba una carta amarillenta hacia mí. La fecha: 1923. La letra parecía de una mujer, y las palabras parecían susurrar un lamento contenido.
"El espejo no es solo un objeto. Es una puerta. Y detrás de él, hay voces que claman j