La búsqueda comienza
Ethan encendió su computadora, sintiendo el peso de las palabras de Ana resonando en su mente. Guardiana del espejo Umbra. Esa frase se le pegaba como una sombra imposible de sacudir, como si cada letra se hubiese grabado en su piel.
El cursor parpadeaba en la pantalla en blanco, desafiándolo a moverse. Habían pasado semanas desde que Ana le habló por primera vez de ese espejo maldito, pero con cada nueva pista la urgencia crecía. No era solo un objeto con leyendas oscuras; había algo real, algo que podía cambiarlo todo.
Respiró hondo y comenzó a teclear con rapidez, buscando cualquier referencia que pudiera conectar “Anabel”, “Umbra” y espejos antiguos. Las páginas se sucedían, saturadas de mitos, rituales de invocación, historias de sectas que adoraban la oscuridad y de guardianas con linajes malditos. Mientras los artículos cargaban, Ethan se pasaba las manos por el cabello, sintiendo cómo la tensión se le acumulaba en la nuca.
Un artículo llamó su atención: u