Pasaron seis meses desde que Camila desapareció de la vida de Alejandro. Ahora ella se encontraba en Los Ángeles, un lugar completamente nuevo para ella. Llegó sin conocer a nadie, con su nueva identidad, y con la firme decisión de comenzar desde cero.
Después de varios intentos, consiguió trabajo como secretaria en una empresa de construcción. No era el trabajo de sus sueños, pero era lo único que podía hacer, ya que no logró terminar sus pasantías en la empresa de Alejandro. Su labor consistía en archivar documentos, algo sencillo y discreto, justo lo que necesitaba para mantenerse fuera del radar de cualquiera que pudiera reconocerla.
Una mañana, como cualquier otra, llegó a la empresa. Llevaba un par de carpetas en la mano y revisaba unos papeles cuando, sin darse cuenta, tropezó con alguien.
Adrien García ingresó al edificio con su usual porte imponente. Sus zapatos resonaban en el mármol pulido mientras se dirigía al ascensor. Su expresión era seria, como siempre. No le gustaban