Me dejo caer aún lado de Sebas una hora más tarde y con la respiración descontrolada por la cantidad de sexo que habíamos tenido, luego del tercer condon ya utilizado Sebas se escabullo en la habitación de James y le robo unos cuantos para seguir.
Mi pecho subía y bajaba rápidamente mientras trataba de normalizar mi respiración. Sebastian a mi lado se sienta en la cama y se estira hacia aun lado. —Aún queda uno—me da una sonrisa pícara —Abrelo ya—digo mientras lo atraigo hacia mi Sebas se acomoda entre mis piernas y saca el látex para colocarlo en su miembro, gira mi cuerpo dejándome de boca en la cama y poder follarme por el culo, apenas iba a ingresar en mi una llamada interrumpe el momento. —¿Por qué ahora?—gruño Me estiro y silencio el celular sin siquiera ver quien era, Sebas ríe roncamente contra mi oído y se desliza por mi culo sacándome un gemido placentero. Empieza a embestirme con fuerza mientras que callaba mis gemidos contra las almohadas, arrugó las sábanas de la cama y el respaldo chocó contra la pared de la habitación. Sebastian frota mi clítoris enviando olas de placer por todo lo cuerpo, tironea mi cabello mientras que follaba mi culo con fuerza, gruñe contra mi espalda mientras que mis paredes se contraen con fuerza y me corro dejando que el orgasmo salga de mi cuerpo. Jadeo mientras que Sebastian embistió un par de veces más y se corre en el preservativo. Luego se deja caer a mi lado y me acomodo para poder dormir un poco, estaba cansada y ya nadie me molestaría, Sebas se endereza para cerrar la puerta con seguro y botar el preservativo. Llega a mi lado y cubre mi cuerpo con la sabana de la cama mientras me acomodo en ella, se acuesta a mi lado mientras se relaja y ambos nos dormimos luego de una larga ronda de sexo. ••••••••••••••• Abro los ojos perezosamente mientras que siento mi cuerpo aún medio adormecido, Sebastian dormía a mi lado de forma ladeada y su brazo se aferraba mi cintura de forma protectora. La sabana cubria mi cuerpo desnudo, bostezo y me reacomodo pero no me vuelvo a dormir. Aún era de día pero estaba por anochecer, la luz del sol ya no llegaba directamente a la habitación de Sebas. Me estiró para agarrar mi celular y ver quien antes quería molestar, de seguro Jared quería hacer una estupidez. Al encender mi celular veo la cantidad de mensajes y llamadas perdidas. —Mierda—me siento en la cama Tenía once llamadas perdidas de Nicholas con doce mensajes en el chat junto a unos tantos mensajes. Joder de seguro sabe y debe de estar buscándome. —Vaya mierda—gruño Estúpido Capitan Morgan, ven a mi oficina 15:38pm Morgan, te estoy llamando y no atienden 15:40pm ¿Podrían atender tu celular? 15:45pm Joder, responde 15:47pm Morgan, exijo tu presencia en mi oficina 15:48pm Será mejor que tengas una buena excusa para no atender 16:09pm ¿Estás viva aún? 16:12pm *mensaje de voz 16:15pm *mensaje de voz 16:27pm *mensaje de voz 16:57pm Morgan, enviaré a alguien en tu búsqueda si no atiendes tu celular 17:05 Ese había sido el último, oh joder. Me paro de la cama con rapidez buscando mi ropa, Sebastian se acomoda en ella mientras que se queja. Me colocó las bragas junto el sujetador, meto mis piernas en los pantalones y arreglo mi camisa. Entro al baño y hago una coleta de cabello arreglando el desastre de mi cabello. —¿Que te tiene tan apurada?—entra Sebastián al baño sin nada —El estúpido Capitan del comando requiere mi presencia desde las tres de la tarde—le digo —¿Y? Podría esperar—dice —Digamos que tiene severos problemas de paciencia, debería buscar alguien que le de un buen polvo—digo —Ya—se ríe Tomo mi bolso rápidamente mientras agarro mi celular, Sebastian deja unas palmaditas en mi culo y niego. —Gracias—guiño el ojo —Vale, espero más recompensas—dice —Jódete Salgo de la habitación y bajó al primer piso, salgo de la casa rápidamente mientras que caminó hacia mi auto, me subo en él y arrancó el motor alejándome de la casa de los Roselli. Agradezco el relajo que Sebastián me dio por unas horas pero ahora no ayudaría mucho si el cabrón de Capitán que tenía me molestaba siempre que podía. Mentiría si alguna no hubiera creído que sentía cosas por Sebastian, varias veces cuando era una adolescente de apenas unos trece o catorce años creí que Sebastian era el amor de mi vida y que me casaría con él, pero solo fue una cosa estúpida que me jugué de camino. Sebas era mayor que yo por tres años, no era mucho pero si nos tocó varias veces etapas diferentes que podrían pasar cuando crecemos. Sebas siempre me cuido y protegió de todos, por esa razón mi padre le tenía aprecio a él y a James. Ellos dos al ser mayor que yo me cuidaron cuando aún era una niña, sabían cómo eran los hombres de mi padre y lo malvados y sucios que podían llegar a ser. El primer hombre que Sebas mató fue solo porque trató de sobrepasarse conmigo cuando tenía solo seis años y mis padres estaban en una reunión con sus socios y yo me había quedado con Sebas en la Residencia. Sebas fue quien me adentro a enseñarme todo de sexo y placer cuando quise experimentar mi vida sexual. Mi primera vez fue horrible, definitivamente mi peor experiencia. El dolor que sentí cuando hubo la penetración fue algo que hasta el día de hoy me genera escalofrío. Se me había ocurrido la magnífica idea de ir a uno de los burdeles de mi padre a experimentar mi vida sexual o más bien a entregarle mi virginidad a quien primero que viera. El acto fue horrible, no solo dolió si no que fue algo que me hizo asegurar que el sexo era horrible. Sebas esa misma noche me encontró llorando en la habitación, no solo del dolor si no porque lo que yo creí algo que sería importante había valido una m****a, le conté todo y él me dijo que me enseñaría todo poco a poco. Apenas tenía quince años cuando eso pasó pero él esperó a que cumpliera los dieciséis años y empezó a enseñarme. Primero que nada tenía que practicar la confianza de mi misma respecto al sexo y aprender donde tocar y como hacerlo. Las primeras veces fui una torpe, apenas sabía como colocar un condon pero luego empecé a tomarle práctica hasta que logre manejarme. Sebas me soltó a mi décima vez, dejo que lo hiciera con otro para probar un poco más y esa vez no fue horrible. Luego me enseñó a buscar mi propio placer, enseñándome cómo moverme y él como tomar el control de la situación. No solo Sebas me enseñó todo del sexo si no que también eso me generó unión a el, una cercanía la cual muchos no lograron normalizar. Mi padre se volvió loco cuando se enteró lo que Sebas me enseñó, quiso matarlo por haberme tocado, Sebas no tuvo miedo a mi padre quien le guardó un pequeño rencor por tocar a su pequeña niña. Para nadie era un secreto que Scar y yo éramos el tesoro preciado de mis padres y hermano. Agradeció a veces la suerte que tuve de lograr encontrar a Sebas quien me ha cuidado y enseñado cosas que no creí aprender con otra persona. Llegando al comando me bajo del auto y caminó hacia el piso, llegando al área es Smith quien me la pillo en la entrada. —Morgan, creímos que te había sucedido algo. El Capitán está como loco por no haberle atendido el teléfono—dice Smith —Estaba ocupada—respondo Asiente sin intervenir en mi vida privada y me da una leve sonrisa. —Te está esperando en la oficina —Vale Camino a la oficina y al estar frente a ella tocó la puerta, me dejan entrar y al estar ya dentro de ella la mirada grisácea de Nicholas recae sobre mi. Enarco una ceja tratando de mantener la calma ahora mismo. —¿Me necesitabas? —Vengo tratando de contactar contigo desde hace tres horas, ¿se puede saber donde m****a estabas? —Primero que nada, Jones, bájame el tono, no eres nadie para hablarme así—A la m****a mi paciencia—. Segundo, tú mismo me enviaste a mi casa así que fui a ella y descanse lo suficiente, siento no oír el celular. —No me trate como si fuéramos amigos, usted es mi Teniente y yo su Capitán—me dice —Ya—chasqueo la lengua—. ¿Para que me querías? Sabía que tratarlo como si hubiera confianza entre ambos lo molestaría aún más. —Las cámaras ya fueron revisadas—dice ignorando mi tono—. Usted no fue claramente y no ha mentido. Se abrirá una investigación que llevaremos a cabo usted y yo sobre la Mafia Negra y lo que sucedió anoche. Smith y Harrinson ya no son útiles ahora mismo. —Te decía la verdad, pero tu no me creíste—digo —Lo hacía pero fue la última en irse asi que era la primera sospechosa —No traicionaria a la FBI, les soy leal—sonrió Si lo supieran todo... —Eso espero, Morgan—dice—. Desde mañana empezaremos con la investigación asique espero que llegues temprano y no media hora o tres horas más tarde —Para que te moleste llegare cuatro horas más tarde—le sonrió falsamente y salgo de la oficina Era un dolor de cabeza ese hombre. Debía buscar a una mujer que le bajara el malhumor.