Capitulo 6

Emilia Morgan

El tono de llamada de mi celular me hace gruñir contra la almohada, ¿Quien carajos molesta tanto? De lejos oigo la música a todo volumen de Jared.

Meto la cabeza bajo la almohada ignorando el llamado y este se termina, me relajo en mi cómoda cama y antes de volver al sueño profundo mi celular vuelve a sonar.

Juro quien sea le meteré una bala por el culo. Odiaba que me despertarán y sobre todo que fuera por una puta llamada. De seguro era un idiota buscando que le meta una paliza.

Me estiro a la mesa de noche y en eso la llamada se corto, bufo mientras me cubro con las sábanas pero una nueva llamada me hace chillar. Alcanzó el celular y atiendo.

—Seas quien seas joder será mejor que lo que me vayas a decir sea importante—gruño

—¡Morgan, ven de inmediato al comando!—gritan

Genial, mi paciencia se fue a la m****a.

—¡Escúchame bien, maldito desgraciado, acabas de despertarme de mi sueño cómodo y profundo el cual disfrutaba demasiado! ¡No vengas a darme órdenes porque lo último que me apetece oír el día de hoy son órdenes de un cabrón!

—¡Morgan, he dicho que vengas!—gruñe el Capitán Jones

Oh vaya m****a. Siento que el alma se me va del cuerpo por su molestia y tono de voz, no solo le grite por despertarme si no que también podría saber lo que había pasado la noche anterior. M****a, vaya m****a.

¡Tienes veinte minutos para llegar al comando y venir directo a mi oficina!

Cuelgo la llamada sin dar una respuesta y gruño contra la almohada, me paro de la cama yendo al baño y dándome una ducha rápida. No me convenía para nada hacer enojar al Capitán si necesitaba ganarme la confianza de él y acabar con la investigación hacia mi familia.

En menos de diez minutos ya estaba lista, salgo de mi habitación mientras guardaba mi arma en mi funda, en ese instante Jared iba hacia su habitación con un bol de cereales.

—Agradezco que tu puta música haya interrumpido mi sueño—le digo

—Son casi las una de la tarde—me dice

—¿Y a mi que? Yo no te interrumpo cuando duermes—digo

—Vaya alguien ha despertado con mal humor—dice papá cuando me ve pasar por la sala

—Es tu hija, siempre está de mal humor—dice mamá mientras revisa unos documentos—. Carajo, Mattheo, tienes muy descuidada la empresa, así como vas terminarás en quiebra

—Me largo—aviso

—¿A dónde vas?—pregunta mamá

—Al comando, resulta que Jones me requiere ahí. Maldito hijo de perra que no me deja dormir en paz.

—¿Tomaste el medicamento?—pregunta papá

—No, lo tomaré de camino—alcanzó el bote de pastilla

—¡No mates a nadie!—grita Scar

—¡Y si lo haces envíame una foto al menos!—grita Jared

—¡Los mataré a ambos si me siguen jodiendo!—salgo del piso

Bajo al aparcamiento y camino hacia la auto, tenía menos de diez minutos para llegar al comando así que debía de irme por un camino fácil.

Salgo del edificio y aceleró rápidamente mientras seguía las indicaciones del GPS. Cuando estaba a dos minutos del comando me entró una nueva llamada y simplemente la ignoré. Una orden más y lo primero que verían mis compañeros de trabajo sería a la hija del líder de la Mafia Negra y no a la Teniente Morgan.

Aparco en el comando y camino hacia el ascensor, subo hacia mi nivel de trabajo y al llegar todo era un caos. Al salir del ascensor, Harrinson se acercó a mí rápidamente.

—El Capitán te requiere con urgencia en su oficina—me dice

—¿Para?—pregunto

—No lo dijo, pero es mejor que vayas. No está de humor—me dice

Ruedo los ojos mientras camino a mi lugar de trabajo, dejo mis cosas mientras que tomaba el informe que debía entregar. Camino a la oficina y toco la puerta.

—Adelante

Entro y el Capitán Jones se pone de pie cruzando sus brazos contra su pecho, me mira fijamente y dejo la carpeta con el informe dentro sobre el escritorio.

—Ahí está el informe—digo sin siquiera saludarlo, esta falta podría mandar derechito fuera de la investigación y la misión de mi padre pero me valía

—Treinta minutos tarde, Morgan—gruñe mientras apoya sus manos en el escritorio y me mira fijamente—. Todo esto es un caos y tu llegas media hora tarde.

—Te vuelves loco solo por un informe—digo sin importancia

—Informe que ya no vale la pena—dice

—¿Me estás jodiendo?—me molesto

—No, toda la puta información de la investigación ha desaparecido—dice sin despegar su mirada de la mía—. No tenemos absolutamente nada de lo que se ha logrado obtener.

—¿Y para qué m****a me pides algo si no hay nada?—gruño

—Durante la noche toda la información fue tomada de mi oficina—en ese instante mi cuerpo se tensa, ¿Sabe que fui yo?—la carpeta estaba en esta oficina y forzaron la cerradura hasta que lograron abrir la puerta, se preguntó a los Tenientes y Sargentos de la sala, pero nadie vio nada pero—me mira fijamente. Genial, lo sabe—la Teniente John afirma que has sido tú la última en irse ya que cuando ella se fue solo quedabas tú—tomo una profunda respiración mientras pensaba como decirle a mi padre que la había cagado—. ¿Viste algo anoche, Morgan?

—No—miento

—¿Segura? Mentirle a tu Capitán puede salir caro

—Segura—afirmo—. No vi nada, me fui minutos después que John

—Esta tarde se revisarán las cámaras de seguridad de mi oficina y de toda el área, espero que no me mientas. Mientras tanto, vete a casa te llamaré cuando tenga la seguridad de que no me estés mintiendo

—Bien—digo

Me giro sobre mis talones, debía de descubrir los códigos de las cámaras y hacer que Sebastian interfiera en ellas.

—Morgan—me llama y volteo nuevamente para encararlo—. Si llegas a mentirme me encargaré de sacarte de este comando y enviarte a prisión

Inténtalo

Le doy una pequeña sonrisa falsa y salgo de la oficina, camino a mi escritorio y tomó mi bolso para irme. Mi mirada recae en la de la Teniente John y ella solo ríe ligeramente. Maldita, voy a sacarla de mi camino porque es un estorbo ahora mismo.

Voy a las escaleras y subo al octavo piso donde estaba todo lo de seguridad y cámaras, me escabullo entre los agentes y llego hacia la sala privada, abro la puerta y la cierro tras de mí, me acerco a las estanterías para sacar los códigos de seguridad de las cámaras.

Pillo el de mi nivel y área de trabajo, tomó la carpeta y saco mi celular mientras que buscaba los códigos exactos, al pillarlos les saco foto y dejo todo en su lugar. En eso alguien entra a la sala con carpetas en sus manos y me escondo en medio de los estantes.

—... Robaron la investigación hacia la Mafia Negra, ¿Puedes creer eso? Quizás tengamos a uno de ellos entre nosotros—dicen

—¿Tú crees? Quizás al capitán solo se le perdieron—dice el acompañante

—Se rumorea que uno de los tantos nuevos puede ser un infiltrado de la Mafia—dice

—Solo son rumores—dice el acompañante

Salen de la sala y suspiro, guardó mi celular en mi bolso y salgo de la sala, me escabullo hacia las escaleras y bajó hasta el piso de aparcamiento, me subo al auto mientras le marcó a Sebastian.

Se que me amas Emilia y que me extrañas pero no pensé que sería tan grave—se burla Sebastian apenas atiende

—Idiota —río mientras salgo del aparcamiento—. Voy camino a tu casa, necesito de tu ayuda ahora ya

—Vale, pero todo lleva su precio, ¿Que me das? ¿Una cita? ¿Salida a Las Bahamas?

Un polvo nada más, no deseo alimentar los rumores de la Mafia sobre nosotros—le digo mientras doblo en una avenida

—¿Y qué importa lo que digan los hombres de tu padre, Emilia? Es cosa nuestra si follamos o no

—Lo se, pero no sabes la presión que siente mi padre por eso

—Vale—rie—te espero

—Compra condones que parece que últimamente se te acaban muy rápido—me burlo

—Si tengo, calma

Dejo el celular en el asiento de copiloto y paso de camino a comprar unos cafés y donuts para mi y Sebas, luego condujo a su casa mientras como una dona de chocolate. Amaba el chocolate desde niña.

Llegando a casa de Sebas me bajé con mi bolso, la caja de donas y el café, toco la puerta y es James quien me recibió, era un año mayor que yo. Le sonrió mientras que le dejaba pasar.

—¿Trajiste donas de manjar? Sabes que son mis favoritas

—Creo que en la caja hay dos—digo—. ¿Dónde está Sebas?

—En su habitación—sacó tres donas y muerde una

Niego mientras me dirijo a su habitación, entro sin tocar y estaba acostado en su cama con un solo pantalón de chándal y sin camiseta.

—Amo cuando traes café—agarra el suyo

—Lo sé—digo mientras bebo del mio—. Ahora—busco las fotos—rastrea los códigos de estas cámaras y manipula el video.

Agarra mi celular y revisa el código, toma su computadora mientras me siento en su cama, Sebas se sienta en la cama apoyándose en el respaldo de ella mientras bebe del café. Ingresa a unos programas y escribe el código, por unos minutos aparecen muchos link con ubicaciones y entre más cosas que no comprendía. Teclea unas cosas hasta dar con la cámara de seguridad del comando.

Muerde una dona de chocolate blanco mientras tomo la computadora, busco el video de esta noche y al pillarlo le doy clic.

Los primeros segundos salgo de lejos en mi escritorio revisando documentos, aparece John y ella se despide, pasan unos minutos hasta que me pongo de pie y caminó con cuidado hacia la oficina del Capitán. Cambio el ángulo de la cámara que daba directo a la puerta y salgo en ella forzando la cerradura con mi pasador, luego entro e ingreso a las cámaras de seguridad de la oficina de Jones, ahí me veo rebuscando en los cajones hasta dar con la carpeta, salgo rápidamente y por todas las cámaras de seguridad del área se me ve caminando rápidamente y victoriosa hacia mi escritorio, tomando el bolso y desapareciendo por el ascensor.

—Necesito que borres eso—le pido

—Vale

Sebastián tardó al menos media hora en borrar las evidencias de mi robo de anoche y dejar el video como si nada hubiera pasado. Finalmente quedó en que luego que John se fuera yo había salido con tranquilidad del área minutos después después me habían pasado a recoger. Algo común y que no levantaba sospechas.

—Ahora por esto—dejó todo aún lado y me siento en su regazo—tendrás una buena recompensa

Quito mi camiseta y Sebastián sonríe de lado mientras que sus manos se aferran a mis caderas, me inclino hacia sus labios y los beso, siento el sabor a café con un toque de chocolate por las donas que habíamos comido en el rato que estuvo solucionando todo.

Sebastian toma mi nuca profundizando el beso y su lengua se adentra a mi boca para juguetear con mi lengua, suelta mi sujetador y me lo quita dejando mis senos a la vista. Mis pezones se endurecen cuando las yemas de sus dedos lo rozan varias veces. Mi sexo se humedece poco a poco y me contoneo sobre su pelvis buscando friccion. Sebas me voltea quedando bajo su cuerpo y mis piernas se abren dejando que se acomode entre ellas, acaricio su cabello mientras que baja sus besos por mi barbilla.

Su lengua se encuentra en mis pezones y jadeo suavemente mientras los succionaba, mi vientre se contrajo y contoneo un poco mis caderas buscando fricción. El miembro de Sebas se hace notar en mi muslo derecho y eso me enciende aún más. Baja sus besos por mi abdomen hasta llegar al cierre de mis Jens, baja la cremallera y elevo mis caderas dejando que baje mis pantalones y bragas. Quita los zapatos dejándolos a un lado y quedó desnuda frente a Sebas, baja su pantalón de chándal.

Nos volvemos a besar mientras que bajaba mi mano hacia la polla de Sebas, acarició el falo duro dándole placer mientras que con su pulgar acariciaba mi clítoris. Gimo contra su boca y luego de unos segundos se estira hacia la mesa de noche, de ella saca una tira de condones.

—Dos opciones, ¿Usamos los tres o solo uno?—propone

—Me apetece los tres, necesito relajarme—sonrió

Sebas saca el primer paquete y deja aún lado los dos otros, saca el látex y lo coloca con cuidado en su miembro para no romperlo y que no haya imprevistos. Guía la cabeza de su polla a mis pliegues y jadeo al sentirla.

—¿Seguro que tu padre no te los pillo?—pregunto mientras abro más mis piernas

—Seguro—besa mi cuello—los tenía escondidos en mi armario

Asiento y se desliza por mis pliegues, gemí contra su oído cuando su miembro ingresó por completo en mi canal enviando sensaciones exquisitas por mi cuerpo. Contonea las caderas hacia mí iniciando una secuencia de embestidas las cuales me hicieron jadear y clavar las uñas sobre su espalda.

Jadea sobre mi oído aumentando mi calor y empujó su pelvis aún más a mi dejando que se hunda por completo, gimo suavemente mientras con una mano tironeo su cabello. No deseaba que una de las del servicio supiera que otra vez estaba follando con Sebas y le fuera de chisme al señor Roselli.

Poco a poco el clímax me envolvió y un orgasmo me golpeó dejando que me corriera, el relajo de mi cuerpo me hizo sonreír mientras que Sebas se corría sobre el preservativo. Espera unos segundos antes de salir de mi y quitarse el condón. Cambiamos la posición y esta vez quedó sobre su regazo, colocó el preservativo y luego buscó su miembro en mis pliegues. Bajo lentamente las caderas y Sebas aprieta mis caderas fuertemente dejando marcas de sus caderas. Empiezo a mover mis caderas a un ritmo rápido y los gemidos junto jadeo y respiraciones agitadas se adueñan de la habitación.

Sebas nalguea mi trasero enviando corrientes de placer por mi cuerpo, gemí mientras que su boca le daba atención a mis pecho, clavo mis uñas en su abdomen mientras que mi vientre se volvía a contraer. Besa mi cuello y succiona suavemente dejando marcas en él mientras que mis gemidos eran cada vez más altos. Un nuevo orgasmo me golpea con fuerza dejando mi cuerpo tembloroso, Sebas corre nuevamente y tomó una bocanada de aire

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